El Málaga dejó en Alemania su sueño de jugar semifinales de la Champions League en su primera participación en dicha competencia. Fue una derrota que caló hondo en los españoles que jugaron el mejor partido de la temporada y estuvieron a escasos minutos de ganar y pasar a la siguiente ronda (a la memoria se me viene el recuerdo de el Mundial de Clubes que le ganó Barcelona a Estudiantes de La Plata); y aunque no lo lograron, la frente quedó en alto, el orgullo intacto y la vara muy alta para la próxima temporada.
Su victimario fue el tan temido equipo bávaro del Borussia Dortmund, que vio su clasificación pérdida hasta dos minutos antes del pitazo final. Los de Pellegrini habían superado en Octavos de Final al Porto y los alemanes hicieron lo mismo ante el Shakhtar Donetsk ruso. En el partido de Ida, habían empatado 0 a 0 y la llave quedaba abierta para la vuelta en Alemania.
Con un marco de gente espectacular y una colorida hinchada (con mosaicos de la "orejona" incluido) el partido comenzaba, y con ello, también empezaba la crónica de una muerte no esperada. Una cosa es tener la posesión de balón a tu favor y otra es ser protagonista; el Málaga no tenía la pelota pero era el protagonista, el Borussia manejó la pelota pero en su cancha no podía ser el actor principal. Con el pasar de los minutos. los dirigidos por Kloop salieron de la agobiante presión blanquiceleste; pero tenían que manejar la pelota, algo que no están acostumbrados y les cuesta hacer. Cuando la imagen del reaparecido Lewandowsky entraba en escena y genera algún tipo de llegada, un pelotazo de la defensa del Málaga derivó en Baptista que trianguló con Isco y Joaquín, quien remató al primer palo (gambeta mediante) y convertía el primer gol y transformaba las ilusiones de los hinchas visitantes. Con la desesperación del Borussia, el Málaga se propuso ir más adelante a presionar y no esperar tanto y he ahí una combinación de velocidad y precisión permitió a Reus asistir a Lewandowsky que se sacó al arquero de encima y empató volviendo todo a las tablas. Eso fue un golpe que dejó aturdido a los españoles, pero que los locales no pudieron aprovechar y terminaban el primer tiempo con el resultado empatado.
Los quince minutos de descanso le vino bien al retador para recuperarse y volver a mostrar una defensa inexpugnable que no permitía el trabajo de Gotze a gusto y placer. Algo que si hacía Joaquín cuando tenía la pelota, el líder de los blanquiceleste, el generador de tres remates claros de gol. En una salida de los bávaros, Antunes recuperó el balón y sacó para Joaquín quien asistió a Baptista el cual remató cruzado ante la salida del arquero y el recién ingresado Eliseu (en posición adelantada) aseguraba, con el arco vacío, y ponía el 2 a 1 clasificatorio.
Tan bueno fue el planteó de Pellegrini que la defensa liderada por Demichelis solo cometió tres desatenciones, que terminaron pagándose caras. Con el equipo volcado al ataque, el Borussia iba y trataba de superar el cerco puesto y en un error de Demichelis y la salvada en la línea de un defensor visitante ante el remate de Santana, Reus no perdonó y puso el 2 a 2. En la siguiente jugada, desde un lateral y tras varios rebotes en el área chica del Wily Caballero (una de las figuras), Santana, en offside, ponía el devastador 3 a 2 final.
Tan lindo, apasionante que es el fútbol incluso por la falta de justicia en el marcador. El Borussia ganó y pasó; el Málaga dejo el sueño pero la frente en alto de no rendirse. Este es el triste final de las crónicas de una muerte no esperada...
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